Hoy traigo un post con lo que yo llamo “fotos testigo”, que son esas con un antes/después que te resumen todo en una imagen. Pongo la foto para enseñar a qué me refiero:
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Antes y después de la manteca de karité
El cambio es muy evidente. Os aseguro que no hay photoshop, sé usar poco más que el Paint. Esos talones agrietados han pasado de parecer las patas de un elefante a los de un ser humano gracias a la manteca de karité. En esta imagen se puede ver el cambio tras una sola aplicación, por lo que aún se pueden apreciar algunas grietas pequeñitas, si bien un uso frecuente sigue mejorando el aspecto de la piel.
El protagonista del cambio es la manteca de karité (bueno, y mi madre). ¿En serio puede hacer eso con una sola aplicación? Sí, en serio. El efecto es muy notable, y si hace esas maravillas tan evidentes en los pies, que tienen una piel gruesa y áspera, imaginaos qué manos puede dejarnos.
La manteca de karité es uno de mis básicos favoritos porque es un verdadero multiusos: como crema de manos, reparadora de talones y zonas ásperas, para los labios cortados, sobre costras de heridas que se están curando, alrededor de nariz cuando tengo resfriado, como mascarilla para el pelo mezclada con otros aceites, para hacer mi hidratante diaria de cara…
Así que vamos a ver:
¿Qué es la manteca de karité y por qué hace estas maravillas?
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Mujer con nueces de karité. Imagen: Sinsibere
La manteca de karité (butyrospermum parkii), o shea butter en inglés, se obtiene del fruto del árbol del karité, originario de países del Oeste y Este de África como Mali, Burkina Faso, Kenya, Senegal, Costa de Marfil… Su nombre significa literalmente “árbol de la mantequilla” y lo consideran un árbol sagrado por sus numerosas virtudes sobre la piel y por la edad que pueden alcanzar. La recogida de las nueces y la fabricación de la manteca es una tarea reservada exclusivamente a las mujeres, de ahí que muchas de las mantecas procedan de cooperativas de mujeres que usan esta actividad como fuente de ingresos.
El árbol da sus primeros frutos tras ¡15 años! y sólo se recogen aquellos que ya han caído al suelo. Cuando están secos, se pelan, se trituran, se hierven a baja temperatura para conservar sus propiedades y se deja enfriar.
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Imagen: Africa
El color puede variar desde el marfil hasta el amarillo y tiene un olor particular. A mí no me desagrada, me huele a… ¡karité! jaja No sé con qué compararlo, creo que podría decir que me huele a algún fruto seco. Esto es importante: la manteca de karité no es blanca y tiene olor. Si no huele es porque ha sido desodorizada, o lo más probable, refinada. Ya sabemos lo que eso significa: que ha perdido gran parte de sus propiedades.
Tiene un tacto ceroso que se funde fácilmente en las manos y por encima de los 30º se vuelve aceitoso (de hecho en África lo utilizan también para cocinar).
La manteca de karité tiene un altísimo porcentaje de ácido oleico y esteárico (pueden llegar al 85% fácilmente), así como ácido linoleico (omega 6), vitamina F, ácido palmítico e insaponificables. Se usa mucho en cosmética por su gran capacidad hidratante (gracias a estos “insaponificables”).
¿Os suenan a chino estos nombres? De acuerdo, mejor diré sus propiedades:
★ Es muy hidratante y nutre la piel en profundidad, por lo que sienta genial a pieles estropeadas y secas
★ Es un excelente cicatrizante y regenerante cutáneo, ayudando a las pieles con problemas de irritación y sensibilidad por su contenido en alcoholes terpénicos y fitoesteroles
★ Protege la piel del sol: es capaz de filtrar parte de los rayos UV gracias a estos mismos alcoholes terpénicos
★ Tiene un efecto antiinflamatorio, de hecho en África lo usan tradicionalmente para problemas musculares y de reumatismo
★ Contiene vitaminas A y E (antioxidantes naturales), creando una barrera protectora que frena el envejecimiento de la piel y ayuda a mantener su elasticidad, de ahí que se emplee como antiarrugas
Ojo, contiene una pequeña proporción de látex, por lo que si eres alérgico conviene que te eches un poco primero en la muñeca o en el pliegue interno del codo y veas si te provoca reacción.
He intentado resumir lo máximo posible sus propiedades para no extenderme mucho y os animo a googlear un poco sobre esta maravilla. La uso para cantidad de cosas como he dicho antes y la verdad es que me gusta muchísimo. Se nota que mi opinión no es nada imparcial jaja y es que a mí me ha ayudado una barbaridad a mejorar la piel. La tengo sensible y tengo que tener mucho cuidado con
lo que me aplico y la manteca me ha dado resultados realmente sorprendentes, incluso me cura heriditas que me salen en la cara cuando estoy nerviosa (dermatitis atópica).
Aplicar la manteca de karité en los talones
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Para aplicar la manteca de karité cogemos el tamaño de una nuez para ambos pies y lo frotamos contra el talón. El propio calor de los pies y de nuestras manos fundirá la manteca, de modo que resultará más fácil repartirla.
Empezar por el talón, masajeando suavemente y repasando en movimientos circulares por las zonas que más lo necesiten. Yo aconsejo repartir la manteca que nos ha quedado en las manos por el resto del pie, aprovechando para darnos un masajito.
Después cubrimos los pies con un calcetín de algodón y dejamos que penetre en la piel. Es mejor hacerlo antes de ir a dormir porque es más cómodo dejar que actúe mientras dormimos y no por el día que estamos usando calzado y caminando. Así por la mañana el producto ya se ha absorbido y la piel tiene un tacto liso y seco, listo para ponerse cualquier calzado. En realidad cuando lo aplico en las manos deja de tener un tacto aceitoso y se absorbe como en 15 min o menos, es más que nada por comodidad de no caminar con ello aplicado en los talones y que vaya actuando por la noche. Por eso muchas veces lo hago por el día si voy a estar por casa quietecita.
Los resultados vais a ver que son espectaculares. La primera foto que puse es tras sólo una aplicación. Si necesitamos que siga mejorando porque tenemos los talones bastante estropeados, haremos un uso más continuo que si sólo los tenemos un poco agrietados. A los pies de la foto se les ha seguido echando la manteca de karité todos los días durante la primera semana y luego cada 2-3 días para mantener.
